La estatua del Pasquino, con la que empezó la práctica de fijar sátiras contra el poder en Roma durante el siglo XVI, pronto necesitó de otros compañeros que le ayudaran a difundir sus palabras por los diferentes barrios del centro histórico de Roma.
Con el uso de nuevas estatuas los escritores de pasquines comenzaron a fijar en ellas además de versos simples, conversaciones entre las distintas esculturas parlantes. Una evolución muy interesante dentro del género llamando más si cabe la atención y el interés de los habitantes que se acercaban a leer las críticas en forma de diálogos – pregunta / respuesta – entre estatuas.
Seis fueron las esculturas que tuvieron esta importante labor de lucha contra la censura: Pasquino, Marforio, Madama Lucrezia, el Babuino, el Facchino y el Abate Luigi.
Aún hoy puedes visitarlas en Roma y además de la estatua del Pasquino, aún activa en la fijación de pasquines, otras de vez en cuando siguen hablando, signo de que esta práctica aún sigue siendo una forma de expresión de los romanos contra los abusos.